Ramón Rivera (Finito)
Escrito por
Petroleo, Carlos Alberto Estévez.
( fuente: http://nataliaygabriel.com/segun-petroleo/item/40-ram%C3%B3n-rivera-finito.html )
Aquel jovencito que llegó con su tango añejo, de villa Pueyrredón
al barrio de tango nuevo (Monte Castro), donde lo aprendió y lo elevó
con su genio, hasta alcanzar cúspides inaccesibles, mezclando sabor con
gusto, suavidad con dulzura- en su vuelo raudo de cóndor, en busca de
horizontes, altos y estelares, en su ruta tango-danza.
Doble mérito, porque dejó pasar veinticinco años, para mostrarse ya
que crió sus dos hijas (ambas abogadas) y a un hijo comerciante, para
después salir a la palestra.
La compañera, su señora esposa (Maria Teresa) lo acompañaba como una
sombra, así podía decir, su mensaje, que era un sueño, al decir
parafraseando, refiriéndome a su tango danza, ese monumento de ideas
hecho movimientos.
Su baile era una conjunción de formas, en busca de la belleza, hecha
con un accionar de recursos naturales, ora se deslizaba sin tocar el
suelo, otras veces lo acariciaba, hasta que irrumpía en el “giro” que lo
describía dándole un sentido egocéntrico, como si fuese el mago del
equilibrio en persona.
En la emoción del tango, era el tango viejo y el nuevo acrisolado,
como fundido en uno solo, era como si el pasado y el presente, formaran
una asociación en el desfilar de siluetas idas, traídas a la vida del
presente, para representar esa escena.
Entre los recursos coreográficos que lucía, entre ellos el adagio” al
que imponía la inercia con fuerza dramática, y cuando abordaba las
pausas y los silencios, en el momento preciso para aumentar la tensión y
la expectativa así al combinar estos elementos, en la asociación de
recursos, hasta lograr que su danza deslumbrara.
Indistintamente, fue un grande sin proponérselo, porque dominaba los
espacios, sin desplantes aparatosos, entrando en la transmisión con la
simplicidad de lo llano, hasta lograr la comunicación, con estos
elementos reales e impactantes.
Lo entendían todos, logrando de esta manera, que su mensaje tuviera
difusión y alcanzara facetas de formas exactas y expresivas, hasta
llegar a la cumbre de la comunicación.
Así, prematuramente se nos fué, cuando esperábamos de él, muchas y, mejores formas del decir, ya que dió bastante en su momento.
Colaboración: Carlos A. Estevez